Hoy quiero contarles una cosa que me paso ayer la cual me dejo impactada.
Como todos los dias, subi al omnibus para irme al trabajo. Esta vez, tome el 155, un bus que va rapido pero que no tomo a menudo por que no tiene mucha frecuencia.
A las pocas paradas, subio una señora de unos 50 y tanto años, se presento al chofer del bus y se dirigio a los pasajeros diciendo que era una desocupada, que estaba calificada para trabajar pero que la empresa en la que trabajaba habia cerrado y ya no pudo conseguir empleo (cosa comun la cual vivi en carne propia).
Debido a esto, habia decidido subir a los buses a contar cuentos, a llevar literatura a los pasajeros con el fin de ganar unas monedas y llevar reflexion a la gente.
Narro maravillosamente el cuento que mas abajo les pondre. Les puedo decir que apenas termino, comence a llorar sin parar y a aplaudir a esa humilde mujer que en 10 minutos, me dejo un mensaje para toda la vida.
El cuento es tomado del libro El camino de las lagrimas de Jorge Bucay.
Espero les guste:
Sólo hay una cosa que me puedo imaginar
más terrible que la muerte de mi hijo No haberlo siquiera
conocido."
Para terminar esa sesión le regalé a cambio, este
viejo cuento que amo: Cuentan que había una vez un señor que
padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo
había muerto. Desde la muerte y durante años no podía dormir.
Lloraba y lloraba hasta que amanecía. Un día, cuenta el cuento,
aparece un ángel en su sueño. Le dice: - Basta ya. - Es que no
puedo soportar la idea de no verlo nunca más. El ángel le dice: -
¿Lo quieres ver? Entonces lo agarra de la mano y los sube al
cielo. - Ahora lo vas a ver, quedate acá. Por una acera enorme
empieza a pasar un montón de chicos, vestidos como angelitos,
con alitas blancas y una vela encendida entre las manos, como
uno se imagina el cielo con los angelitos. El hombre dice: -
¿Quiénes son? Y el ángel responde: - Estos son todos los chicos
que han muerto en estos años y todos los días hacen este paseo
con nosotros, porque son puros... - ¿Mi hijo está entre ellos? -
Sí, ahora lo vas a ver. Y pasan cientos y cientos de niños. - Ahí
viene -avisa el ángel. Y el hombre lo ve. radiante como lo
recordaba. Pero hay algo que lo conmueve: entre todos es el
único chico que tiene la vela apagada y él siente una enorme
pena y una terrible congoja por su hijo. En ese momento el
chico lo ve, viene corriendo y se abraza con él. Él lo abraza con
fuerza y le dice: - Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz?, ¿no
encienden tu vela como a los demás? - Sí, claro papá, cada
mañana encienden mi vela igual que la de todos, pero ¿sabés lo
que pasa?, cada noche tus lágrimas apagan la mía.
Donde quieras que estes en este momento, quiero agradecerte por haberme contado este hermoso cuento! Que dios te retribuya con mas monedas cada cuento que dejas en los buses.
